sábado, 2 de enero de 2016

¿A dónde irá ese camino?

¿A dónde irá ese camino tan atractivo? ¿Alguna vez os lo habéis planteado cuando bajáis por el camino principal y aparece un sendero estrecho a un lado?



Pues bien, yendo por la senda que tantas veces he bajado en bicicleta, por el sendero que tiene el mal nombre de Pitufos, en medio de la sierra de Collserola, me encontré, justo antes de un repecho duro, un camino que prometía nuevos goces y que se adentraba en el bosque a la izquierda.



Avancé cien metros y el sendero, uno de esos caminos que utilizan los cazadores y buscadores de setas, parecía continuar. Pero ¡mi gozo en un pozo! tras esos primeros cien metros, un bosque de árboles caídos tapaba el paso al camino principal.



Era el primero de enero de 2016 y eso habría sido capaz de desanimar a cualquiera. De hecho, lo más prudente habría sido dar media vuelta y continuar por el sendero de siempre.



Habría sido lo sensato, pero eso era sin contar con ¡EL PODER DE LA FACA!







Fueron dos horas en solitario antes de que me diera cuenta que se me hacían las tantas y que tenía que volver chuscado a casa porque tenía comida familiar. Pero, tras adentrarme en el bosque cortando ramas para abrir un camino, tuve que dar mil vueltas antes de poder encontrar de nuevo la bici y de pasar, reptando por una pared, bajando al río, trepando y cortando unas zarzas para poder llegar al camino principal.



Lo tenía claro: ya solo quedaban cuatro troncos inmensos en el camino y un tramo final de 100 metros en los que había que hacer un trabajo fenomenal de limpieza.



Al día siguiente nos juntamos cuatro Senglars: Julio, Antonio, Jesús y yo mismo. Y, vistas mis ganas de enseñarles el nuevo camino, aceptaron seguirme y disfrutarlo juntos.



-Si no vamos a verlo, te va a dar algo- comentó Jesús.

-Venga, va. No haremos bici, pero lo más importante es la compañía- lanzó Julio, resignado.

-Yo llevo también mi faca (entre otros veinte kilos de material en mi mochila)- replicó, goloso, Antonio.

Para hacerlo menos llevadero, Antonio propuso subir la trialera imposible subidos en la bici. Julio no se lo acababa de creer, pensando que era una broma, pero, vista la determinación del grupo, comenzamos todos a subir montados en la bici desde el coll de la Torrefera, subiendo sobre nuestras monturas o empujando hacia arriba en los tramos más duros.



Al final, tras un pequeño descenso (ese tramo que tantas veces habíamos subido o al menos intendado subir), apareció el camino que descendía a nuestra derecha (o bien a la izquierda si uno viene de la bajada principal).



Es un sendero estrecho, juguetón, con alguna curva cerrada y sin mucha dificultad.



Pero pronto apareció un tronco, otro más y otro de aún mayor tamaño.



Todo fueron bromas durante el trabajo de jardinería:

-Que te doy por detrás.

-Yo le doy con todo por delante.

-Ahora le hacemos el serrucho al árbol este hasta que goce...



Trabajo en equipo llaman a esto.



Ese cuerpo, que no haga arrugas.




Así le daba, así, así...



Una vista desde el Arco del Triunfo



Un árbol y luego otro cayeron. Una hora de trabajo y el camino quedó completamente abierto.



Solo quedaba el tramo final: un laberinto de árboles caídos y de árboles de buen tamaño crecidos al abandono en medio del camino. Nos costó: fueron un par de horas más hasta dejar el camino despejado, pero nadie se desanimó ni hubo una mala cara.



Ahora ninguno los recordará al pasar, ahora solo habrá risas, retos y bajadas gozosas entre los árboles.

Y ¿sabéis qué? El sendero de los Senglars jardineros, que acabamos bautizando "Dos mil sexe" para que Antonio se callara, nos espera a todos.

¡Disfrutadlo y, si puede ser, llevaos una sierra para acabar de pulir esa última curva o una pala para hacer unos escalones para trepar desde la riera! ¡Un camino nuevo os espera!




Estrenando la bajada donde antes había dos árboles atravesados


Y esta es la bajada final que, como todos los toboganes complicados, no tiene nada ¡una vez que lo has hecho!


Jesús lo estrena, tras quitar un palito de la rueda.




Antonio dice que sí, que no tiene nada, pero que parece muy pendiente.


Yo no me lo pienso hasta que tropiezo con un tocón escondido y casi me caigo.




Tras el trabajo, lo celebramos con zumo de cebada. ¡Va por ustedes!



Y, ya sabéis...










lunes, 11 de julio de 2011

Mont Fourcat (2001 m)

Esa mañana de domingo había decidido hacer algo diferente y descubrir un nuevo itinerario en los Pirineos franceses, cerca de Foix (a partir del pueblo de Mercus-Garrabet).

Había preparado todo con cuidado: bici, ropa, calzado, mapas... Pero ¡cagontó! ¡¿dónde está la mochila con las herramientas, cámara, chubasquero?!!

Vaya, me la he dejado en Barcelona. En fin, salgo realmente a la aventura, con una botellita pequeña de agua y el maillot lleno de cositas, pero rezando para no pinchar en el monte.

Llego al parking antes de la ascensión y veo una parejita que saca bicis de un coche, así que les pregunto si suben al Fourcat.


-Pues en principio sí. Haremos algo tranquilo con 1500 m de desnivel. Hoy somos dos- dice el hombre, señalando a la mujer - e iremos tranquilos.

¡La madre que los trujo! ¡Qué forma de trepar! Puede que la velocidad punta de la señora no fuera muy alta, pero aguantó sin ningún problema y no hizo esperar nada, nada (o sea que tuve que apretar para seguirle el ritmo).




El pico de Fourcat sobrepasa apenas los dos mil metros, pero la subida es absolutamente tremenda.

La carretera sube desde el río Ariège, cerca de Foix, en la parte baja del valle y se va elevando sobre las alturas, dejando ver los picos lejanos...









Luego la carretera da paso a una pista, que va ganando en inclinación hasta hacerse impracticable.



Después, la pista se transforma en camino que lleva hasta el pico, que se consigue alcanzar tras más de 1500 m de ascensión.




Cuando se deja el bosque, quedan aún 600 m de desnivel, que completamos en una hora y media de "empujabici".




El paisaje arriba es sobrecogedor y la vista se pierde en la distancia de los picos pirenaicos.

Bueno, todo eso ocurre cuando luce el sol. En realidad, hicimos todo en medio de una espesa bruma, que aumentaba el carácter épico de la aventura.


Es curioso, porque la bajada de 16 km y 1600 m de desnivel se hace en poco más de una hora y media.

Se trata de un singletrack sin mayor dificultad técnica, pero muy divertido, en en el que hay que jugar continuamente con el cuerpo para relanzar, girar, franquear...

Una gozada absoluta.

En total son 26 km en cinco horas, incluyendo paradas.

Y, casi lo más importante, dos buenos amigos y compañeros de aventuras por tierras galas.





El caso es que hoy me duelen las patitas y no sé por qué.

lunes, 28 de febrero de 2011

Serre Chevalier fuera de pista- La Montagnolle

Estas vacaciones en la nieve se planteaban bajo buenos auspicios. Tras la experiencia de estas Navidades en Méribel sabíamos que toda la familia al completo podía ya disfrutar de casi todas las pistas y recorridos de cualquier estación. Parecía que quedaban atrás esas precauciones que, año tras año, nos hacían adaptar nuestros recorridos para no poner en dificultades a los más pequeños.






El pequeño Paul (8 años) ataca un campo de bañeras fuera de pista

(No lo parece pero el desnivel es considerable)



Por otra parte, los dos mayores ya habían acabado hacía años sus recorridos por las escuelas de esquí y ya tenían la capacidad técnica para afrontar casi cualquier itinerario.








Rafael baja un muro vertical ante la sorpresa de los paseantes



Además acudíamos a una estación conocida, Serre Chevalier, en la que sabía que, aparte de los pistas “oficiales”, se podía disfrutar en total seguridad de numerosos recorridos fuera de pista.



Compartíamos un chalet con todas las comodidades con otra familia de amigos con los que siempre ha habido buena sintonía.



En fin, que decimos que “hay días que TODO sale bien”, pero es indudable que si ponemos las mejores condiciones es aún más probable que las cosas salgan “del TODO bien”.



Con toda la familia disfrutamos de esos inmensos cañones naturales en los que uno se deja deslizar de lado a lado y siente sucesivamente el vértigo de la velocidad y la levedad de la ingravidez. Cuando uno ha probado aquello, vuelve de nuevo como una droga y disfruta concentrándose en las propias sensaciones o en los gritos de júbilo de los demás.



Pero, con todo, la sorpresa mayor fue encontrar que mi hijo mayor era el compañero de juegos al que podía proponer bajar por tal o cual sitio. De alguna forma los papeles se intercambiaban, porque él siempre replicaba con prudencia, temeroso de verse embarcado en aventuras inciertas.



Luego, todo hay que decirlo, la única aventura incierta era que yo penaba para seguir su ritmo y que él solventaba cualquier dificultad con una facilidad insultante.



Pero, en fin, ¡no me puedo enfadar por eso, antes al contrario! Como diría nuestro monarca : "Es motivo de orgullo y satisfacción..." y paro ahí porque se me cae la baba.



Uno de los días observé desde el telesillas que algunos esquiadores se atrevían con un fuera de pista monstruoso bajo el trazado del telesillas de Clot Gauthier. Se trataba de la "Super Draye": dos paredes verticales, bastante más inclinadas que la pista negra que dócilmente, serpenteaba entere ellas buscando una línea con menos inclinación.



La primera vez subí hasta allí con mi amigo Tuan y su hijo pequeño, pero, cuando vieron que la entrada se había de negociar derrapando entre rocas afiladas, me dejaron por loco y optaron por bajar por una pista más simple.



-Bueno, pensé, yo lo veo factible.



Dos derrapes laterales para evitar las rocas en una zona con bastante pendiente (o sea un despeñadero) y ¡ole! festival de nieve virgen hasta 500 m más abajo.



Cuando les volví a encontrar al pie del remonte, sabía que Rafael habría disfrutado allí. Además había localizado la mejor entrada (diría casi la única) y las mejores opciones de descenso. Al día siguiente estaba con Rafael allí dispuesto a enseñarle aquel jardín de juegos:









Una fotito de Rafael antes de comenzar el muro de Super Draye... y otra mía



Ahí creo que entendimos que se podían hacer y disfrutar otros recorridos, entre los cuales estaba el mítico de la Montagnolle. Para hacerse una idea basta ver el video profesional de la web de skitour. Si después de verlo no tienes ganas de vivirlo, en fin, no sé, no sé, consúltalo con un especialista. ;)



http://www.zapiks.com/serre-chevalier-la-montagnol-1.html



La cosa es simple: se sube en remonte hasta la cumbre del Yret (2900 m) y se inicia un descenso fuera de pista hasta llegar a 1400 m de altura en el pueblo de Monetier. Los primeros 1000 m de desnivel transcurren en un primer tramo majestuoso de nieve virgen, dentro de un inmenso circo glaciar en el que la vista se pierde.





Venga, vayamos por partes:







La salida desde el col du Vent (puerto del Viento) en lo alto del Yret






Tras este campo de bañeras, el fuera de pista sale a la izquierda

Avisado quedas : lo haces bajo tu responsabilidad



La vista se pierde en este inmenso circo

Y es que uno no se hace idea de las dimensiones del lugar...



... si le falta una referencia humana.



La pendiente es muy pronunciada (el 100% posiblemente) y la nieve virgen y la posible caída sin freno invitan a la prudencia. Con todo la suma de diversión, excitación ante el reto y grandeza del lugar hacen un combinado que se sube a la cabeza y que uno intenta guardar al máximo en su memoria.








Primero baja Rafael (lo siento, pero no supe manejar la máquina) y luego voy yo (y graba bien Rafael, que demuestra más dominio de las tecnologías digitales) ;)



Tras este primer tramo se llega al bosque encantado del Grand Tabuc y el camino se va haciendo cada vez más estrecho, más helado, más ondulado, más pendiente, mucho más estrecho… de tal manera que, en algunos momentos, uno no puede frenar de modo alguno, sino tan solo amortiguar como puede esos enormes baches, esperando que pronto, pronto….



Bueno, por suerte, finalmente, hay un pequeño ensanchamiento del camino (deja de tener el ancho de los esquíes y uno puede frenar algo) ufff.


Miras hacia atrás y, contento de haber sobrevivido, haces unas fotos para capturar la magia del lugar.









La parte final es un sendero que se une finalmente con una pista negra cerrada por exceso de hielo. Aquello nos pareció un simple paseo que nos devolvió a la civilización.





Al llegar al final del camino nos dimos la mano, conscientes de que habíamos pasado un momento único, contentos de haberlo vivido juntos. Un tiempo después pregunté a mi hijo que le había gustado más de toda aquella semana y él me respondió rotundo: la Montagnolle. ¡Por algo será!

Bueno, este es mi compañero de juegos. ¡Al final se quitó las gafas de sol!



domingo, 12 de diciembre de 2010

Geografía de la felicidad

Hay en la vida algunos días que se visten de gris plomizo en los que a duras penas nos atrevemos a levantar la vista del suelo.

Hay días en que se rumian frustraciones y nostalgias sin entender por qué. Hay días aciagos en los que la vida parece no levantar el vuelo.

Hay incluso ¡ay dolor! días en los que toca trabajar, por alguna triste razón que se nos escapa, y en los que solo nos queda la tristeza de mirar desde dentro de la oficina cómo el sol ilumina la montaña. Durante un momento (demasiado corto, por desgracia) te evades de tu realidad, para disfrutar de la ensoñación pasajera de esos caminos y esos horizontes en los que habita la verdadera vida.

Pero, por fortuna, hay momentos que alimentan la ilusión y que inscriben tal o cual lugar en la geografía particular de la felicidad. Todos tenemos -eso os deseo, al menos- momentos en los que el cielo se ilumina y el aire es más puro.

Por momentos así la vida vale ser vivida y, aunque nos queramos aferrar a ellos con todas nuestras fuerzas, quedan al poco como instantes fugaces en los que brilló con fuerza nuestra estrella.

Por suerte estos instantes permanecen en la memoria y los lugares en los que los vivimos van describiendo una geografía particular de la felicidad.

Hace más de veinte años corrí mi primer maratón. En realidad fue el último, ya que aquel momento llegó al final de una época de mi vida. Pero aún hoy no puedo recordar sin emoción cómo recorrí los últimos metros, tras pensar que sería imposible, con los dedos ensangrentados y casi sin aliento. Y un escalofrío me recorre al pensar en el Retiro madrileño que quedó marcado como Norte en mi geografía de la felicidad.

Muchos años después me inicié con la bicicleta de montaña. Fue como volver a aprender a caminar: los primeros pasos fueron titubeantes y no tenía la fuerza ni la técnica para hacer recorridos duros, ni soñaba tan siquiera en recorrer alguno de los senderos que pueblan ahora cada una de mis salidas.

Pues bien, una mañana de domingo decidí alargar algo el paseo y comencé a subir penosamente una terrible cuesta que no parecía tener fin. Debí parar en ocasiones para recuperar el aliento. Estoy seguro incluso de que caí a plomo cuando, perdido el impulso en alguna de aquellas rampas, intenté colocar el pie en el suelo, justo antes de darme cuenta de que seguía enganchado a los pedales.

Pero, de repente, al acabar aquella infinita subida, conseguí llegar a una explanada y creí soñar al ver ante mí todo el azul del mar que se abría al otro lado de la montaña. El sol iluminaba el azul inabarcable y el aire del inicio del verano era transparente. Más tarde aprendí que aquel lugar desde el que dominaba el mar era el Portell de Valldaura. Aquel pasó a ser el Sur en mi geografía de la felicidad y no ha habido hasta ahora Everest más alto, del que pueda sentirme más orgulloso.

Como me faltaban dos puntos cardinales los busqué por la Catalunya Nord, por la Mola, por los caminos de Francia y de Navarra, por cada uno de los senderos de Collserola… para acabar encontrando mi Oeste particular en un paisaje de tormenta en lo alto del Pla de Beret, donde llegué casi desfallecido tras dos días de debilidad enfermiza en los Pedals de Foc. Allí sufrí, reí, gocé, temblé al escuchar el ruido del trueno en la montaña que había conseguido dominar, o mejor dicho, que me había hecho más suyo. Allí conseguí ir por la vida sin reloj.

Hoy era –eso pensaba yo- una salida normal entre amigos. Se trataba de enlazar dos conocidos circuitos de descenso con un sendero de pura diversión.

Pero, claro, no podía evitar cierta aprensión al oír la palabra “descenso” y pensar en esa inseguridad que da el reto técnico que le supera a uno. Para acabar de rematarlo, comenté el recorrido con dos amigos que me hablaron de la dureza y la complejidad de lo que me esperaba.

Pero pronto, en ese amanecer frío, me di cuenta de que era un día especial, al ver la ilusión y el esmero con los que un grupo de amigos había preparado una salida. Y tres horas más tarde, disipadas todas las dudas, de regreso a la civilización donde nos esperaba un ágape lleno de regocijo, me sentía más guapo, más alto, mejor ciclista y casi mejor persona.

Ahora ya no podré pasar cerca de ese puente azul sin recordar esos instantes de felicidad de cielo azul sin nubes en el horizonte, esos momentos en los que podría haber besado a todos y cada uno de los amigos que allí se congregaban. Allí me he sentido feliz, con esa alegría despreocupada del niño que juega sin pensar más que en disfrutar del propio juego.

Sí, aquello estaba seguramente al Este, más allá del Edén. Y en mi geografía de la felicidad ya tengo completos los cuatro puntos cardinales: el esfuerzo, la luz, la montaña y la amistad.

Y es que, amigos, hay días absolutos en los que TODO, absolutamente TODO, sale bien.

lunes, 29 de noviembre de 2010

El CNAG y un servidor

Este sábado tocaba llevar al nene pequeño a un cumple que se celebraba en un parque de Barcelona.

Cada niño debía llevar algo de comida para hacer un picnic entre todos y pasar un rato saltando en los columpios.

Así que, tras renegar un poco por lo duro que es el oficio de taxi padre y porque no encontraba el dichoso parquecito y ansioso ante la perspectiva de compartir una de esas conversaciones de ascensor con los padres de los otros nenes, me presenté en el lugar de autos.

La verdad es que habían montado una serie de actividades que distrajeron a la chusma infantil que corría alegre por los jardines.

Solo me quedaba amenizar ese tiempo en el que los nenes disfrutan con una conversación interesantísima sobre lo frío que está el invierno o las bondades de la dieta mediterránea.

Pero, de repente, escuché a un grupo de padres hablando en la lengua de Chéspir, esto es, en lo que se ha dado en llamar inglés europeo, que viene a ser la base común anglófona en la que un finlandés se entiende con un ruso.

Y en ese pickinglish pregunté inocentemente a qué se dedicaban los allí presentes.

- Pues acabamos de comenzar en el Centro Nacional de Investigación Genómica. Mi marido lleva toda la parte de superordenadores y yo llevo la secuenciación.

- Guau-pienso. Eso sí que es impresionante.

Así que, dispuesto a asumir mi ignorancia, me asomo al vacío del desconocimiento y siento un extraño vértigo.

- Y ¿qué es lo que se hace allí? - pregunto, intentando aparentar naturalidad.

- Estamos secuenciando el genoma humano para estudiar mutaciones de diferentes tipos de cáncer. Básicamente sacamos la secuencia del ADN de una célula sana y vemos cómo es una célula alterada. Así vemos qué mutaciones se producen y quizás se pueda encontrar cuál es el mecanismo del cambio.

Me pongo a pensar que esto se está alejando cada vez más de una conversación de parque infantil.

Y decido no soltar la presa:

-Pero, vamos a ver - digo, recordando mis rudimentos de bioquímica y desenterrando la "adenina" de los recovecos del olvido- ¿esa secuencia es una sucesión de letritas P, T, A, G?

- ¡Exactamente! Pones millones de bases en un orden y te da la secuencia del ADN, que es la misma en todas las células del individuo.

- Más o menos ¿cuántas?

- Tres coma tres por diez a la diez.

-Vale (ya lanzado y sin dejarme arredrar frente a esos diez dieces), pero ¿cómo consigues ver una cosita tan pequeña? Es que yo trabajo en la construcción y allí todo se ve fácilmente- matizo, con la esperanza de que la explicación sea algo comprensible.

-Es fácil. Se trata de cortar el ADN de forma aleatoria. Cortas la tira en dos lugares al azar y así tienes dos extremos. Es como si fuera una tira con dos cortes. Podemos leer ciento cincuenta bases por cada lado del corte de la cinta y además sabemos dónde se han hecho esos cortes. Si hacemos suficientes lecturas, conseguimos la secuencia entera.

- Pero, eso de leer ¿cómo se hace?

- También es fácil. Todo está flotando en un líquido. Introducimos un reactivo y se produce una fluorescencia que se detecta y que difiere para cada base. Luego esos datos se captan y se transfieren al ordenador, que va recreando la secuencia entera. De hecho, cortamos muchísimas veces hasta que los cortes coinciden varias veces en el mismo sitio y estamos seguros de que la secuencia es la correcta.

Ya mareado del todo pienso en algas verdes flotando en el mar con destellos fosforescentes.

-Y todo eso ¿se mete en un ordenador?

- Bueno, más o menos - me aclara la madre de Juliette, mientras mira a su hija que corre por los columpios. Se necesita un super-ordenador como el Mare Nostrum o algo similar. Además tenemos que guardar millones de datos de la célula sana pero también de las células enfermas para el tipo de cáncer que estudiamos.

- ¿Y eso es fiable? - pregunto inocentemente. Quiero decir: siempre se produce la misma mutación para el mismo tipo de cáncer.

- Pues no. Y esa es una de las dificultades: la célula enferma aislada comienza a hacer cosas extrañas para intentar sobrevivir en un medio hostil. Esto es, cambia y se transforma de forma diferente a cómo lo haría en realidad.

-Caramba- pienso. ¡Cuanto más pregunto, más me asomo a la extensión de mi ignorancia!


Bueno, se va haciendo tarde. Toca recoger a los niños, cantar el cumpleaños feliz y entregar el regalito.

- Hasta la próxima. Seguro que si nos vemos de nuevo, nos costará ponernos a hablar del tiempo.




PS1 : Que algún bioquímico me lo corrija, que seguro que no he entendido ni la mitad de la mitad de lo que me explicaron esa mañana de sábado.

PS2 : Estas referencias las he encontrado después. Me maravillo porque me han explicado claramente lo que podría sonar a arameo paleocristiano.

http://es.wikipedia.org/wiki/Genoma_humano

http://es.wikipedia.org/wiki/Secuenciacion_de_ADN

lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi amigo Susordas - "susordas cercavit in san Guglielmo"

Todo empezó como una broma.

Organicé una salida para conocer a alguien a quien admiraba por sus escritos. Quería compartir con él alguna de esas rutas por la montaña que tanto me hacen disfrutar montado encima de la bici.

Se trataba de mi amigo Andrés, que cada viernes había conseguido hacerme esperar sus textos con inquietud y emocionarme hasta la lágrima floja.

Desde un punto de vista de la organización, podríamos decir que aquella salida fue algo desastroso (con cariño, pero un desastre finalmente).

O, dicho de forma menos abrupta, se confirmó que cada sistema tiende a su máxima entropía. Nos perdimos, nos buscamos hubo prisas, compartimos poco tiempo … pero ¡qué curioso! en la memoria quedó como una de las salidas más memorables que he organizado.

Y además sirvió para dar un sobrenombre adecuado a mi amigo Susordas.

Tras la salida, Andrés mencionaba que vio llegar a “Javier y sus hordas”. Pronto Jesús (el futuro Susordas), al oirlo, comenzó a llorar, como el niño al que han hecho burla en clase:

-¡Señoritaaaa, el Andrés me ha llamado orda, me ha dicho orda, buaaaa!

-Leñe, te llamó susórdas, le dije, intentando quitar hierro.

Y continué:

- A mí me suena como babilónico, ¿no? Vamos, que me gusta. Yo estaría contento de que me llamaran así. Imagínate que vas al Louvre y, con orgullo, lees :

"Esquela conmemorativa del emperador Susordas III el ciclópata, quinta dinastía sasánida- Yacimiento de Argh-al-Abbas- siglo IV d.C."

No sé si esto calmó a mi amigo Jesús, pero el hecho es que, a partir de entonces, comencé a llamarle cariñosamente Susordas. Y diría incluso que él, con su buen carácter, me lo aceptaba, como el que acepta cualquier cosa de aquellos en los que ha visto esfumarse el último soplo de cordura.

Víctima de mis propias fabulaciones, me dio por pensar que aquel Susordas mítico podía haber sido un personaje real.

Así que, ya picado por la curiosidad, para ver si era verdad que existió en su tiempo un Susordas III, que me acababa de inventar en este momento, hago una busqueda en inten-né y ¡sorpresa! me sale un texto digno de Ozores, cuya primera parte reproduzco a continuación. ¡Alucinante!



IV ABC ABC ínerarío 13 junio- 1987 N 1972, Carmen pretendientes una Martín Gaite mica ciegas, una mica dedicó un susordas y una mica tongestivo estudio a las tas Martín Gaite lleva costumbres eróticas del a cabo un cuidadoso Carmen Martín Gaite setecientos: Usos amoexamen del noviazgo, rosos del dieciocho en Anagrama, Barcelona, 1987. 219 páginas. 1.380 pesetas su preparación, su pleEspaña. Ahora se ha nitud, sus ritos, sus inaproximado de nuevo al mismo tema, pero en miento del estraperto, la prostitución y los ne- hibiciones...

¡Caramba! Parece un palimpsesto dado al ejercicio exegético. Es más yo creo que si uno consiguiera finalmente sacarle el sentido a este texto, conseguiría lo imposible, o sea, entendería lo ininteligible y sabría a qué huelen las nubes.

Así que sigo investigando hasta dar con la fuente primigenia.

Invoco a San Guglielmo, que presto corre en mi ayuda y me descubre sus secretos.

Así que, de repente, me encuentro con un verdadera patrón de vida, con un texto fundador, digno de regular obras y actos de una orden monástica de nuevo cuño.

Lo curioso es que el tema parece interesante y cuando uno lo lee, le intenta sacar sentido a cosas como "el amoexamen del noviazgo" , "el miento del estraperto", "los posgocios sucios", "la prostituespañola" o los "noviazautosuficientes"...

Porque realmente hay frases que parecen sentencias para regular la existencia. Y si no, veamos por ejemplo :

"Austeridad económica, pero del comportamiento femenino, no olvida tocar guerra."

"El sadas con pulcritud, le confieren al libro una alegre por la vida"

"En las mujeres el conocimiento contrapelo seguramente de las intencionas de bilidad que, por la propia naturaleza de las analítico puede perturbar las finas arterias "

"El arbuen criterio de no extremar la nota: la proximonizar voluntades y el dejarse guiar por la que fuera y no délo que fue." (Esta me gusta especialmente)

¡Qué razón llevan! Esta última me parece una verdadera regla de vida.

Venga, para el disfrute de los frikis que todos llevamos dentro (montera hacia arriba y giro en la plaza) les brindo el siguiente morlaco de la ganadería de San Guglielmo, patrono de las búsquedas improbables.

-¡Va por Ustedes!




IV ABC ABC ínerarío 13 junio- 1987 N 1972, Carmen pretendientes una Martín Gaite mica ciegas, una mica dedicó un susordas y una mica tongestivo estudio a las tas Martín Gaite lleva costumbres eróticas del a cabo un cuidadoso Carmen Martín Gaite setecientos: Usos amoexamen del noviazgo, rosos del dieciocho en Anagrama, Barcelona, 1987. 219 páginas. 1.380 pesetas su preparación, su pleEspaña. Ahora se ha nitud, sus ritos, sus inaproximado de nuevo al mismo tema, pero en miento del estraperto, la prostitución y los ne- hibiciones...
Aunque se centra en el estudio un período infinitamente más cercano: la posgocios sucios Austeridad económica, pero del comportamiento femenino, no olvida tocar guerra. La inmediatez de la época elegida se las repercusiones de aquél en la conducta también sexual. En su centro mismo, la mujer proyecta, como es lógico, sobre la obra de masculina, incluido el fomento de la prostituespañola convertida en depositaría y transmi 1987: la autora conjuga el punto de vista de sora de la tradición y a quien, en consecuen- ción. la testigo y protagonista, en cierta medida, cia, se exigía mucho más que al hombre. La conclusión fundamental es que tal códidel tiempo analizado con la perspectiva de la go de relaciones trajo consecuencias muy neinvestigadora. No cabe reprochárselo; hacer gativas sobre las parejas. La represión otra cosa hubiera sido un falseamiento. Insexual pudo estar en la base de muchas cluirse en el texto es uno de los aciertos de desventuras matrimoniales, piensa la autora, Martín Gaite. Lo es, sobre todo, por el modo aunque cree que ésta es una cuestión de la narrativo que ha adoptado. Hay mucho de reque se ha hablado demasiado, de forma inlato, de crónica, en estos Usos amorosos, cluso algo abusiva Mucho más grave le pacrónica sentimental, sin duda, por emplear la rece otro fenómeno más desatendido y sufórmula que popularizó hace ya años Manuel byacente al primero: el de la represión de la Vázquez Montalbán. sinceridad entre los hombres y mujeres a lo largo de los años de trato que jalonaban su Los capítulos de este relato llevan títulos permanencia en aquella escuela del noviazautosuficientes: Bendito atraso En busca go tan decantada Esa insinceridad bloqueó de cobijo El legado de José Antonio La las posibilidades reales de amor y conociotra cara de la moneda Entre santa y sanmiento mutuo. to, pared de cal y canto El arreglo a hurtadillas Nubes de color de rosa El tira y Martín Gaite ha trazado un documento vivo afloja Cada cosa a su tiempo Ni que dede un período vivo de la historia cotidiana de cir tiene que el protagonismo del libro reside España que ya es puro pasado para los esen ia mujer, de forma especial en la pertenepañoles con menos de treinta años. Señalaciente a una cierta clase media, y la fábula das ya sus calidades, es necesario hacer alconsiste en mostrar su desenvolvimiento difígunas consideraciones. La primera es la sicil, problemático, en el decenio del cuarenta, guiente: durante la elapa estudiada se hasta el filo mismo de la década siguiente. potenció una moral tradicional que no era de origen franquista, claro es, aunque el franLas fuentes principales manejadas han sido quismo la utilizara a su favor. Esa moral, sulas revistas, sobre todo las femeninas. La auperviviente de una mentalidad barroca y ligatora va devanando los diversos temas al hilo da a formas agrarias de producción, tenía raíde las alegaciones textuales, muy sabrosas, En este punto el libro despliega un varioque son, en buena medida, los puntos de pinto muestrario de pequeños horrores: la ces hondas en nuestra sociedad. Véase la apoyo de su análisis: bien seleccionadas; glomujer debía sonreír y marchar con actitud opinión de dos historiadores poco sospechosos, Raymond Carr y Juan Pablo Fusi: El sadas con pulcritud, le confieren al libro una alegre por la vida Lo único que los hombres régimen de Franco representó una restauraindiscutible amenidad. A esto debe añadirse no toleran es el aburrimiento se aconseja ción de valores tradicionales sobre la educala andadura narrativa utilizada y la presencia en un consultorio sentimental) el casamiento viva de la narradora- testigo, que otorgan al y el hogar son la clave de la vida femenina ción, la familia, lá religión y el orden social, texto un fuerte acento persuasivo. Martín Gai Me encanta la carrera, pero me encanta que estaban bastante más arraigados en la te. ha eludido siempre el tono doctrinal, la más casarme. La mujer no tiene más misión sociedad española de lo que creyeron los reapostilla rotunda o ese estar au- dessus de que el matrimonio. ¡Estaría bonito! dirá, formistas liberales de los años treinta... (Esla mélée que ha frustrado algunas obras de contundente, la abogado madrileña María Te- paña, de la dictadura a la democracia, Barcelona, 1979, página 179. No podemos convereste tipo o similares. Hay además una escriresa Segura) y en todo ha de someterse a la tura funcional y cálida, que resulta decisiva superior voluntad masculina, según era el tir al franquismo en el chivo expiatorio de en la impresión de conjunto que e! ensayo criterio de José Antonio Primo de Rivera y, todas las desgracias nacionales, ni entender la historia de este país desde la perspectiva deja: de historia agridulce habla el editor, y naturalmente, de su hermana Pilar Que voluntarista de la que nos hubiera gustado el calificativo es justo. La autora ha tenido el éste es el papel de la mujer en la vida. El arbuen criterio de no extremar la nota: la proximonizar voluntades y el dejarse guiar por la que fuera y no délo que fue. midad conceptual del franquismo habría hevoluntad más fuerte y la sabiduría del homNi chivo expiatorio ni tampoco evasiones cho posible el deslizamiento al alegato polítibre de la realidad: lejos de mí, en el tiempo de co, un medio bastante tópico de alancear al Sobre tal entramado conceptual, explorado los mass media el defender el compromiso moro muerto. Aunque el libro diste de ser inoen sucesivos asedios, se teje el análisis de del escritor. Pero una cosa es esto y otra huir cente o neutral. Martín Gaite. Ante el lector desfilan las prende nuestro presente. Y la verdad es que desInaugura Usos amorosos la relación entre das femeninas y su valoración- e l famoso de hace unos años esa voluntad de fuga rePío XII y el general Franco, los dos pivotes pololo- los desvíos de la alta burguesía sulta una evidencia. Casi nadie dice una padecisivos de la nueva mentalidad: el nacionalrespecto al modelo de la mujer falangista- l a labra sobre los problemas de la actual sociecatolicismo. Los textos manejados son inequíchica topolino- la célebre Mariquita Pérez, dad española, misión que se ha dejado, al vocos, pero quizá el más llamativo sea el del un símbolo del incipiente consumismo, las parecer, a los columnistas políticos. Parece cardenal Eijo Garay: Nunca he incensado modas- d e las melenas al traje de bodas- como si estuviéramos en el mejor de los con tanta satisfacción como lo hago con Su las novelas rosa y su función ideológica, al mundos. En este estado de opinión, el franExcelencia (20 de mayo de 1939) Esa menservicio de la establecida representación de quismo funciona como un exotismo, con el talidad modeló, según Martín Gaite, los hábila mujer, y, en fin, los límites precisos que se que evadirse del presente y justificarlo todo tos amorosos de la mujer española, tras la lile concedían a ésta. Valgan dos textos sobre en nombre del antifranquismo. Por eso, a beralización del período republicano y la flexiel particular: En las mujeres el conocimiento contrapelo seguramente de las intencionas de bilidad que, por la
propia naturaleza de las analítico puede perturbar las finas arterias
de Martín Gaite (véase el prólogo) este libro tiecosas, impuso el desarrollo de la guerra civil, su feminidad decía la revista Medina (15 de ne algo de manual de progres que, a mi en la vida cotidiana. Un concepto clave: el de noviembre de 1942) y otro mucho más con- juicio, no lo beneficia. austeridad, aunque ésta pudiera entrar en tundente, también del mismo órgano: ...decontradicción con el escandaloso florecíbéis ser ante las travesuras de los novios o Miguel GARCÍA- POSADA E USOS AIRIISOS DE LA POSTGUEKRfl ESPAÑOLA


Ahora el que lo entienda que me lo explique.

No, si ya lo decía el Guerrita : "Tié qu'habé gente pa tó"

martes, 9 de noviembre de 2010

La madre de todas las crónicas - Crónica ciclista auto-rellenable

Amigos de lo práctico: si algún día os encomiendan la difícil tarea de glosar una salida ciclista entre amigos, no desesperéis.

Nuestro amigo Juan (alias Collserolo) nos presta su pluma y nos propone una crónica autorellenable con la que podréis salir airosos del paso.

Añadid si queréis una foto de esa butifarra con judías y esa cerveza que tomásteis al final de la ruta. Eso le añadirá algo del incomparable aroma de esos postreros momentos pasados en compañía de los compañeros de fatigas.

Poned también alguna imagen de mala calidad de algún integrante de la salida (lo suficientemente movida para que no se pueda identificar con claridad y todo el mundo dude si ha salido retratado).

Glosad kilómetros, desniveles, chanzas sobre el tamaño de las gónadas de tal o cual que hizo una proeza inesperada.

En fin, lo anterior son sólo ideas, porque todo, absolutamente todo está aquí a continuación:




CRÓNICA AUTORELLENABLE.


Aquí os pongo un modelo de Crónica que puede ayudaros a confeccionarla en breves minutos. Incluso podréis utilizarla en más ocasiones y en distintas salidas. Que sois muy vagos y os lo tengo que dar todo masticado.





Bueno, queridas, que ya estamos todas en casita, y que todo ha salido a pedir de boca.

A las 07: 00 nos hemos encontrado en (póngase lugar. Lo ideal es un nombre difícil de encontrar y que se preste al equívoco, p. ej. la panadería, el cine, el parking del Velódromo. Al fin y al cabo, si conocen el sitio, se harán una idea y, si no, no son de los nuestros)...

Al final éramos ...(póngase el número o nicks de los bikers)

La mañana era fresquita pero sin llegar al frío que caracterizan las salidas con madrugancia dominical invernal, claro es normal, ya que todavía no estamos en invierno. De cualquier modo y sin necesidad de los farolillos hemos comenzado a subir por ... (póngase el lugar enmascarado con sus iniciales en código espiritual, uno de esos nombres de fortuna que solo los iniciados sean capaces de reconocer, p. ej. las Tres Marías, el Mortirolo, la Cuesta del Infierno...)

Ahí la anécdota la ha protagonizado ... (póngase el nick del biker) cuando de repente ha ... (póngase la anécdota. No tiene por qué ser real, mientras sea graciosa) pero, finalmente ha quedado en eso, en una anécdota.

A partir de entonces nos hemos puesto las protes y preparado para bajar hacia ... (póngase el lugar debidamente enmascarado, si es necesario).

La bajada ha sido a buen ritmo y disfrutona, ya que el terreno presentaba, en esta ocasión, un grip bastante aceptable. Sin duda alguna, ello se debe a que estos días atrás no hemos sufrido precipitaciones.

Una vez abajo hemos reagrupado y nos hemos dirigido a ... (póngase el nuevo lugar. Sí, enmascarado) y pim pam pim pam, a la altura de ... (póngase un lugar cualquiera, pero en consonancia al lugar anterior) nos hemos cruzado con ... (póngase cualquier nick de cualquier compañero de rutas, pero atención, no debe utilizarse a ninguno de los que se han relacionado al inicio. ¿Está claro, no?).

Nos hemos saludado, y le hemos invitado a que en otra ocasión salga con nosotros. Nos hemos despedido y pim pam pim pam hemos llegado a ...


(Bueno en este punto se puede empezar a retomar los párrafos anteriores y colocar anécdotas, chascas y entrar en una espiral de subidas y bajadas enumerando distintos lugares, no debe ser excesivo mientras sea razonable)

Cuando estábamos en ... (póngase un lugar cualquiera acorde a la ruta descrita) ha sonado el telefonillo de ... (póngase el nick de cualquiera de los bikers) Era ... (póngase el nick de cualquier biker, cuidao !! que no forme parte de la salida. Puede ser alguien que dijo que iría y en último momento se ha achantado, u otro biker que asista a otra kdda. En fin un poco de imaginación).

De ahí hemos comenzado a subir a buen ritmo ya que los bonobicis de alguno de nosotros comenzaban a extinguirse, FLUTOX (sí, Flutox, aquí no cabe variable posible, siempre es Flutox) se ha despedido de nosotros a media subida y ha enchufado hacia arriba para poder estar en casa a las 11:30 h (tampoco cabe variable, siempre son las 11:30 h).

El resto hemos ido subiendo a nuestro ritmo que no era precisamente un ritmo flojo ni lento, ya que en esta ocasión no nos acompañaba ... (póngase el nick de un biker a quién se le tenga especial ojeriza)

Una vez llegados a la carretera (tampoco cabe variable, siempre hay una carretera que cruzar) hemos enchufado hacia abajo con todo el pescao vendio. Nos hemos despedido y cada uno ha tirado hacia su casa.


Buena ruta, pero lo mejor: la compañía (Esta frase no puede nunca faltar, bajo ningún concepto)


Je je je, es fácil, si siempre es lo mismo. Si le ponéis unas fotillos lo bordáis




Algo de léxico:

bonobici: permiso para estar por el monte sin preocuparse más que de disfrutar. Los "bonobicis" se cancelan por llamada intempestiva. Suelen caducar (o consumirse) demasiado pronto.

Flutox : en todo grupo siempre hay alguien con prisa por acabar o, dicho de otro modo, con "bonobici recortado". En todos los grupos hay algún integrante que cumple con esta descripción.

nick : nombre utilizado por el compañero de ruta. No sirve con llamarse "Pepe Pérez". Cuando se habla de uno en una crónica, se deben usar nombres que impacten, como "El carnicero de Entrevías", "Pajilleitor" , "McGyver" o "Darth Vader".

biker : un ciclista de toda la vida que ha leído dos revistas en guiri.

protes : es el exoesqueleto exterior con el que algunos ciclistas se pertrechan para perder miedo a las caídas y conseguir pasar por donde no se atrevían antes.

Algunos ciclistas (que no caen casi nunca) las llevan siempre, mientras que otros (a pesar de caer con demasiada facilidad) nunca se las ponen.

Existe razones ocultas para llevar esas protecciones, cual es la de tener apariencia de niño malote o persona poco recomendable.

La impresión queda reforzada por detalles sutiles como una gorrilla ladeada, un casco con calaveras o saludar dando palmadas por lo alto o levantando los dedos índice y meñique en guiño demoníaco.

Otras razones más inconfesable pueden ser la de tapar parte del atuendo que suele ser de colores variopintos o la de ser reconocido únicamente por los amigotes, pero nunca por los vecinos.

7:00 Hora habitual de cita para comenzar una ruta matinal. Numerosos estudiosos han elaborado sesudas tesis sobre la racionalidad de levantarse antes del alba en un día de asueto. Hay consenso general en encontrar dos razones principales:

a) por la mañana se está más fresco (es la razón aceptada por el cónyuge del ciclista)

b) si no salgo pronto, no me dejan salir (es la única razón verdadera, en aras de una paz ecuménica)

Se desechan por absurdas otras posibles razones como "me gusta levantarme pronto" o bien "estoy más despejado por la mañana". Nadie, nadie en su sano juicio disfruta arrancándose de la cama en pleno invierno a horas intempestivas si no existiera una razón poderosa (ver más arriba).

farolillo Ese ciclista no apreciado que retrasa el grupo. Cuando un ciclista apreciado va el último, no es el farolillo, es que ese día no ha encontrado el "flow".


grip Es la adherencia de la rueda en el terreno. Tras dos salidas el ciclista novicio se transforma en experto y adereza su discurso con anglicismos de revista, tales como "sag", "single-ply", "pussy", "fork", "flow"... No está probado que signifiquen algo pero garantizan el asombro del novicio.