jueves, 21 de octubre de 2010

¿Tu jardín no es mi mundo? Collserola = Parque Natural


El Govern declara Parque Natural la sierra de Collserola
Redacción / ACN

El Gobierno de la Generalitat ha aprobado este martes el decreto que declara la sierra de Collserola, considerada como el auténtico ‘pulmón' del área metropolitana de Barcelona, como Parque Natural. La nueva zona protegida ocupa una extensión de 8.259 hectáreas, distribuidas en nueve municipios en los que viven cerca de tres millones de personas, y señala dos reservas naturales parciales que tienen una protección aun superior. También incluye la polémica zona de Torre Negra, en Sant Cugat del Vallès, propiedad de Núñez y Navarro, que ha llevado esta cuestión a los tribunales.

El conseller de Medio ambiente y Vivienda, Francesc Baltasar, ha destacado la singularidad de este parque natural, situado en medio de la conurbación de Barcelona, y ha explicado que no se pretende que la creación del Parque Natural "comporte un cambio de los usos masivos" que hace la población en él. "Podremos seguir yendo en bicicleta",ha puesto como ejemplo, a pesar de que ha matizado que en un futuro quizás no se podrán hacer actividades como por ejemplo "el ciclocross". Baltasar también ha detallado que las zonas fronterizas con el parque, como por ejemplo Vallvidrera, Las Planes o Mas Fortuny, "requerirán una ordenación específica". La intención del Govern con la creación de este Parque Natural es preservar Collserola de la presión urbanística y, a la vez, hacer posibles las actividades económicas y sociales que se desarrollan en él.

La polémica Torre Negra
Sant Cugat del Vallès es el municipio que aporta más hectáreas al nuevo parque natural, más de 2.000. Incluyendo ha la polémica zona de Torre Negra, propiedad de Núñez y Navarro, que está en litigio judicial.
Baltasar ha recordado que este grupo inmobiliario "viene manteniendo una batalla jurídica con el Ayuntamiento de Sant Cugat", el cual "reiteradamente, en todos los momentos, ha expresado claramente la articulación de suelo no urbanizable" en esta zona. Baltasar ha asegurado que Torre Negra "es suelo no urbanizable" y ha añadido que la incorporación de este sector al parque natural "no implica en ningún caso compensación por parte de la Generalitat" hacia Núñez y Navarro. "En este sentido, actuaremos con plena firmeza", ha añadido, a la espera de ver como evolucionan los recursos presentados en los tribunales.

El nuevo parque ocupa 8.295 hectáreas distribuidas en nueve municipios e incluye dos reservas naturales parciales, de protección superior, que son la Reserva Natural Parcial de Rierada-Can Balasc, de 379 hectáreas, y la de Font Groga, de 112,8 hectáreas.
Del total de superficie, se incluyen 39 sectores de ampliación al límite del Plan Especial de Interés Natural (PEIN) que había en la zona, hecho que suponen 779 hectáreas más protegidas. Los nuevo municipios que integran la superficie del parque son Barcelona, Cerdanyola del Vallès, Esplugues de Llobregat, Molins de Rei, Montcada i Reixac, Sant Cugat del Vallès, Sant Feliu de Llobregat, Sant Just Desvern y el Papiol.

El exceso de jabalíes
Baltasar también se ha referido a una cuestión concreta que preocupa mucho a los vecinos de Collserola: el exceso de jabalíes, que no tienen depredadores naturales y a menudo se alimentan de los desechos de los vecinos, hasta el punto de ser vistos regularmente en zonas urbanizadas. Baltasar ha explicado que no se podrá cazar en las reservas específicas, pero que se regulará la caza en el resto del parque. De hecho, el conseller ha dicho que Medio ambiente pedirá "la colaboración de las sociedades de cazadores" para rebajar la densidad de la población de jabalíes en Collserola.


Deberíamos estar de enhorabuena y agradecer que se proteja nuestra montaña de los ataques de especuladores de todo pelo, que sólo desean hacer negocio sin pararse a pensar en cómo degradan el entorno.

Cabría esperar que dentro de un parque natural no sea tan fácil cortar unos cuantos árboles para construir una atracción de feria. O que se limite el crecimiento de un complejo de atracciones al que cada fin de semana acuden miles de vehículos. O que, por fin, se aclare el sombrío panorama de la Torre Negra, en el que amenazaban con perpetrar otro atentado urbanístico que se sumaría a los de la Costa del Golf o a otra triste ampliación de can Caralleu.

Imagino que se han dado cuenta, finalmente, que todos estos pequeños mordiscos al manto verde acabarían por cubrir todo de asfalto, de tal forma que, cuando nos quisiéramos dar cuenta ya sería demasiado tarde.

Ahora los políticos de turno se congratulan de ser garantes de la integridad de la naturaleza. Bueno, dejémosles ese pequeño placer. Sin duda, tienen razón de estar orgullosos, porque cualquier avance en la protección de este área amenazada por la presión de la urbe será positivo.

Me alegro de todo corazón. Creo que es una de las mejores noticias de los últimos años y confío en que ayude a preservar la integridad de una naturaleza amenazada.

Hasta ahora muchos circulaban (o circulábamos) por pequeños senderos. Si no puedo hacer “ciclo-cross” o lo que sea que quería describir el conseller y solo puedo hacer “bicicleta de montaña normal”, lo aceptaré de buen grado.

Quizás tenga que dirigirme a otras zonas para discurrir por sendas escondidas y limite mis paseos ciclistas Collserola a las pistas ciclables. ¡Todo sea porque Collserola salga adelante!

Pero al mismo tiempo, al leer la nota de prensa, no puedo evitar tener la incómoda sensación de que se ha abierto la veda al ciclista y que pronto se realizarán batidas para controlar la proliferación de "esos degenerados que dañan la montaña".

Es curioso que uno puede cambiar en el texto periodístico la palabra "jabalíes" por la palabra "ciclistas" y todo parece cuadrar. De repente el seco estilo informativo se transforma mágicamente en un cuento clásico con planteamiento, nudo y desenlace.

El arco narrativo se va tensando hasta llegar a su resolución final, en la que los lectores suspiran finalmente aliviados de que se encuentre una solución cinegética (o sea, totalmente natural) frente a la indeseable proliferación de ciclistas.

Para llegar a la catarsis liberadora, los corifeos se han encargado de caldear el ambiente. Así, se ha hablado de "videos con jóvenes descargando adrenalina", de "conflictos con caminantes", de "destrozos en los caminos".

Vaya, vaya, pienso. Debe ser verdad eso de que en algún sitio hay niños malotes que asustan a los niños y destruyen todo a su paso.

No sé; yo no los he visto nunca. He recorrido todos los caminos con mi bici y nunca me los he encontrado, pero, si todos insisten, debo acabar pensando que quizás existan, en algún lugar, descerebrados de tal calaña, a los que se debería penar con destierro.

Debe ser que soy raro, porque, yendo por la montaña, siempre he saludado a los caminantes, me he parado para ceder el paso, he hablado con los pastores y he agradecido cuando alguien me echaba una mano para limpiar ese camino maltrecho por el temporal.

Debe ser que también que solo me relaciono con gente rara, porque esa actitud es la única que he visto en mi entorno.

O ¿quizás no? ¿Quizás toda esta polémica se haya organizado con muy poco o nada fundamento con el solo objeto de aparecer después como un salvador al prohibir a esa criminalizada bicicleta?

¡Caramba, ahora lo comienzo a ver más claro!

Pero ya puestos, ¿por qué no se toma otro chivo expiatorio, al que se le culpa de todos los males? Si lo planteamos adecuadamente, seguro que algún político avispado se sube al carro y acabamos estigmatizando al destinatario de nuestras diatribas.

A ver, a ver... ¡Hmmmm, déjame pensar un momento!

¡Vaya, vaya, no es fácil! Por mucho que lo intento, cuesta decidirse.

¿Los inmigrantes rumanos? No, no, alguno lo vería (con fundamento) como un ataque xenófobo. Mejor optamos por algo más fácil y que no nos dé problemas.

¿Los especuladores de divisas? No, no, demasiado etéreo. Además, un concepto tan genérico nos trae a la memoria términos como “poderes fácticos” o “gran capital”, que hace tiempo que dejaron de estar de moda.

¿El coche? Ese sería fácil : unas campañas de sensibilización, unas imágenes de conductores asesinos…

Pero, claro, saldría alguien con sentido común justificando que la circulación hace mover la economía, que fomenta la libertad de movimiento y que todos los probos usuarios no pueden pagar por una ínfima minoría de cafres al volante.

¡Vaya, al final habrá que reconocer que la bicicleta es presa fácil! Es fácil generalizar la actitud de algunos y soliviantar sensibilidades.

¿Cuántas veces hemos oído decir a algún “buen ciudadano” que se encontró con ciclistas “incívicos” que iban ocupando toda la carretera y que tuvo que adelantarlos casi sin visibilidad? ¿Cuántas veces hemos visto algún peatón atravesando por el medio de la calle sin mirar y enfadado porque venía hacia él una bici “sin hacer ningún ruido”?

¿Quién es más incívico ahí? ¿A quién le falta educación para la convivencia? ¿No será que todo esto será un problema de educación y respeto a los demás y a la naturaleza?

¿No sería posible pensar que ese jardín puede ser de todos?